El placer que, tal como lo conocemos, se me manifiesta claramente como la respuesta última. El habitante de nuestros cuerpos demanda sólo una cosa: Placer. No sólo el placer en sí mismo, sino también la obtención de él a través de los sentidos. Todos los sentidos. Los seis. Entre la nada y la nada misma, porque no deja de serlo nunca, esos habitantes buscan hacerse corpóreos para venir a este mundo a esos únicos fines. El placer como respuesta. Tan simple era.
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