El prolijo prohombre probablemente se proponga acabar con la problemática del proletariado. Pero la propuesta de producción no hizo más que provocar al propio pueblo. Promete crecimiento en base a proyectos no propugnables. La procacidad con la que se presentó en el barrio de Villa Lugano no pronuncia un proceder apropiado. Las críticas se proliferaron. Su actitud es proclive a la provocación cada vez que intenta proyectar una imagen prodigiosa. En pocas palabras: un profanador.
Con cada acto parecido a éste no hace más que profesar su progenie y profundizar en el mismo programa que ya conocemos, hoy, prohibida su pronunciación.
Política promiscua es lo que se promueve, las propagandas proselitistas del farisaico progresismo son cada vez más propensas a la falta de protección y, por ende, al odio. Prepárense a ponerse el profiláctico porque las intenciones protervas no terminan, protesten ante estos discursos prosaicos, es nuestra prosperidad la que se pone en juego y la posibilidad de que nos la prostituyan es prominente.