27/2/14

El problema es la costumbre

La costumbre nos va a hacer mierda. El sedentarismo nos va a hacer cagar a todos. Primero te acostumbrás a tu trabajo. Después te acostumbrás a tu familia. Hasta ahí todo parece normal. Pero cuando te acostumbrás a tirar comida sabés que ya tu vida es una chotada completa de la cual no hay ninguna salida. Me da vergüenza pertenecer a la raza humana de esta época. Me gustaría que no quede rastro alguno de mí el día de mañana a menos que alguien sepa que estuve, y que intenté vivir, en contra de esta pelotudez masiva. 


Hay toneladas de comida que se tiran por día en los supermercados y restaurantes. Y eso va a la basura. Directamente, no hay filtro. No hay selección ni recolección. No hay ni siquiera conciencia de lo que está pasando o de lo que estamos haciendo. Porque nos acostumbramos a que eso pase. Y porque nos acostumbramos a las "campañas de concientización de mierda". Nos acostumbramos a la palabra conciencia. Esto dejó de ser un problema político desde hace mucho tiempo, esto es un problema humano.



Somos millones de ovejas con tara que repetimos una y otra vez lo que nos dicen que digamos, y que hacemos lo que nos dicen que hagamos. "El mundo está superpoblado". Si-i-i-i-i-i-i el mundo está superpoblado (comentamos al unísono). Por eso no alcanza nada. Por eso no alcanza la comida. Mientras que una manga de hijos de puta exige que eso que sobra se tire porque lo pagaron. Porque se llenan los platos para darle dos bocados y tener el derecho de que nadie aproveche de lo que queda. Porque nos acostumbramos a vivir en esta nube de pedos tóxica para nosotros y para los demás. Para los que tienen (porque no pueden soltarlo) y para los que no tienen (porque no pueden agarrar nada). 



Me imagino que en un futuro hablarán de esta época como la era pelotuda, o algo por el estilo. Y no quiero formar parte de ella. No me encuentro. No me cierra. No me convence. Pero me siento impotente porque veo y me doy cuenta de que poco es lo que puedo hacer para que esto reviente de una vez por todas. 




22/2/14

Manipulación indecente

Es sabido que nos meten cosas en la cabeza. Es época de dominación psíquica. La cosa es que, o bien no nos damos cuenta, o bien no queremos darnos cuenta. Para mí Violencia Rivas es un personage increíble, con una genialidad que sobrepasa la media del humor. Pero no sólo del humor, sino que es también un grito de auxilio, una forma de decirnos que abramos los ojos. Que nos despertemos. Este trasfondo es a veces muy duro de aceptar. Vivimos dentro de una comodidad supérflua. Pero también vivimos dentro de un esquema de manipulación. Una manipulación que es indecente. Violenta. Los métodos hipnóticos utilizados por la televisión, o la insistencia de YouTube en que miremos publicidades que no nos interesan, nos destrozan el cerebro. En un mundo dirigido por marcas y su costado subliminal no tenemos muchas salidas posibles. En un mundo de distracciones permanentes no tenemos la posibilidad de volver a las raíces, a disfrutar de la naturaleza, del contacto humano, de una buena conversación en donde los espacios en blanco no son incómodos, sino que forman parte de la fluidez del momento. Pero claro, lo primero que nos pasa es que nos ponemos nerviosos si no miramos cuántos likes tenemos en el facebook, o si nos escribió alguien. A diferencia de que ni siquiera tenemos que llegar a casa para eso, porque gracias a la super tecnología podemos estar en trance todo el tiempo posible. La puta madre que los parió. Esta situación me hace mal, y no sé de qué manera se la puede transformar. Me siento impotente. Me da miedo el futuro. Me dan miedo los niños que hoy crecen bajo los brazos distraídos de sus madres, con la atención dirigida a lo que nos dicen por la televisión, bajo la falta de la comunicación verdadera. La crianza debe tener el esfuerzo y la labor de permitirnos desarrollar la habilidad para conectarnos con el otro. Para desarrollar la empatía. Y esto no es joda. Si no hay empatía no hay sensación de la otredad. Nos vamos a transformar en un grupo de individuos, totalmente separados el uno del otro, sin saber que formamos parte de un todo. Y que somos la misma cosa. Y que nos vamos a morir un día, y que si la vida nos da la afortunada posibilidad de reflexionar esos segundos antes de rajar para el lado del que vinimos, yo sólo quisiera que no me pase una sola cosa: arrepentirme de haber vivido durmiendo. O sin darme cuenta de que esto es un sueño hermoso.

19/2/14

¿Qué te pasaba por la cabecita?

En estos últimos años mi vida cambió radicalmente. Pero radicalmente en serio. Venía yo de ser un mocito hippie que soñaba con viajar por el mundo, que había tenido una experiencia en el extranjero increíble y que estaba decidido a continuar con ese estilo de vida. No sin antes haber pasado por la universidad, meterme en diseño gráfico y abandonarla al año y medio por frustración personal. No sin después haberme transformado en "modelo" (sí, modelo, desfilaba vistiendo trajes de etiqueta para Matices e hice de extra en dos publicidades, una de Axe en la que el pibe se tiraba desodorante en las piernas en un baño, y la imagen siguiente era que el flaco estaba en un concierto sobre los hombros de una chica -cuando lo "normal" es que la chica esté arriba del chico- publicidades pedorras con simbologías machistas... en fin, el que aparece a la izquierda de la pantalla con una mina arriba y con un pañuelo negro en la cabeza soy yo, si alguien encuentra ese video con gusto lo postearé; la otra era de Gillete, estaba el pibe este que no me acuerdo cómo se llama pero que está todo todo trabado, es flaco y trabado, puro músculo, hizo publicidades de calzones... bueno, en esa también estoy yo sentadito en cuero formando fila con otros boludos sentaditos y en cuero, esa me la consiguió mi amigo Maxi). En esa época era flaco, estaba todo musculoso y me hacía el lindo (qué hijo de puta, hay cada foto en Ameri-k que mejor archivarlas). La cosa es que después hice mi super viaje hippie a España, y volví a la Argentina con sueños enormes. Eran tan grandes que no entraban en el sistema, ja! (sonido de moño final con batería, gracias). Por esos momentos mi cabeza pensaba en cosas filosóficas. En la naturaleza. Contra el hiperconsumo (idea que hoy he vuelto a tomar, afortunadamente). Pero no duró mucho. Me hice masajista en Fiorel'a. Un año pasé haciendo un curso de masajes para trabajar con dos o tres clientes y aburrirme. Había conocido a un grupo de personas que hacía reiki y que andaba mucho en el tema de la energía (costeando el esoterismo). De repente encontré diciéndome a mí mismo "yo no quiero hacer masajes a la gente, quiero que la gente me haga masajes a mí", por eso, luego de que mi padre me convenció también, al año siguiente me metí en la carrera de abogacía. Y me recibí, claro. En ese año creé este blog. Pero en ese momento, lo loco es que me había instalado en una etapa de intelectualoide. Me hacía el inteligente, pero de forma exagerada, rozando lo pelotudo. Algo de lo que a veces me arrepiento, pero por algo pasó de esa manera. Como verán por el último cliché, masomenos tienen una idea de la etapa en la que estoy ahora, tipo: "fluidez" respecto a las causas naturales del destino. Pero todavía falta para que les cuente todo lo que estoy pensando en estos momentos de mi vida. Una vez dentro de la carrera de abogacía, los acontecimientos de mi entorno iban arrastrándome hacia distintos lugares. Pero en definitiva, lo que verdaderamente siempre me arrastró fueron las mujeres (al día de hoy creo que vengo acertado). En fin, la cosa es que a mitad de la carrera me dieron unas ganas locas de ser artista y tuve una crisis. Casi dejo todo por la mitad, una vez más. De forma extraña el destino giró y me convertí en esos últimos años de carrera en un padre de familia "putativo" (si algo me quedó de todo el derecho que estudié es esa palabra), un gordito tirando a mediocre, con una TV plasma de nomeacuerdocuantospixeles, un excelente sueldo, corbata ajustadita al cuello, camisa planchadita como la bandera, con una vida de oficinista de mierda y una crisis de estrés casi permanente. Un asco de vida. Estaba mal. Muy mal, no sólo físicamente, sino psíquicamente. Me había enrollado solo. Generalmente no me aguanto a mí mismo, pero en esos momentos me daba asco. Hasta que afortunadamente se murió un perro. Ahí me desperté. Me desperté y empecé a mirar lo que había alrededor. Mejor dicho, empecé a ver. Vagué por las calles de San Telmo fumando marihuana. La feria era una fiesta de colores y Buenos Aires estaba tan hermosa como jamás la había conocido. Y una noche la ví en un bar. Y me enamoré. De una manera hermosa. Pura. Y ahora vivo en Francia con ella. La cosa es que luego de todos estos años de caos (y aún los que faltan, por suerte), he aprendido tantas cosas. Pero tantas. Lo que me llama la atención es que de todas estas cosas que aprendí no sé darle una ubicación temporal exacta a ninguna. De hecho, no puedo ni siquiera saber de parte de qué, o de quién, vienen. Están ahí. Quizás siempre lo estuvieron, y lo único que hay que hacer para salvarse en este puto mundo es mirarse un poco, hacia dentro (pero en profundidad, no al espejo como un idiota dependiente de un mundo de mierda dominado por una belleza inventada que nos imponen constantemente a través de la TV y que no nos damos cuenta de que usan métodos de hipnosis y de manipulación para meternos cosas hasta por el culo) Uff.. bajo.
Bueno, la cosa es que en los últimos tiempos siento que de alguna manera me salvé (con ayuda, pero la decisión fue mía). Así que aquí estamos hoy. Intentando volver a la única forma de libertad que me queda, ya que estoy completando una de las tres novelas que empecé a escribir hace años, esta vez parece que la cosa viene en serio y en pocas semanas tengo la idea de editarla. Viviendo con un idioma que no es mío y que aprendo todo el tiempo (que, dicho sea de paso, no me cuesta y eso me pone contento). Y lavando platos en un restaurante. Tranqui. Muy tranqui.

Bueno, otra vez acá

Volví. De repente. Empecé con este blog hace 8 años masomenos. Tuve mi ráfaga de éxito con Tus totalitarios huevos, luego me dí por muerto y hubo gente que se enojó, después opine pelotudeces sobre política (ámbito que claramente no me corresponde), hubo una chica que hizo un blog pidiendo para que el Pesi no deje de escribir (WTF? es lo único que me sale al respecto, aunque no soy partidario de utilizarlo, tampoco LOL), y de repente ahora tengo 30 años, soy feliz y pesimista, y vivo en Francia. Mirá vos. En fin. La cosa es que volví y parece que de acá algo productivo va a salir. O quizás no.